Die Schönste Krankheit des Weltalles

Mr. Murphy Says It Better

Acknowledgements

lunes, 23 de junio de 2008

A Long Way to Go

Hace muchos años, cuando aún era joven e ingenuo, descubrí que pronto dejaría de ser un adolescente para poder llegar a ser un así-llamado joven maduro. La idea me pareció maravillosa, pues mi adolescencia no había sido más que un estado semi-comatoso por el cual no me gustaría volver a pasar. Sentía que no me había perdido de gran cosa, así que no me importó. Según la creencia popular, uno deja de ser adolescente hasta que cumple los 20. Por lo tanto, al ver que se acercaban, dejaría atrás una etapa que me había provocado tanta emoción como una patata cocida. Sin embargo, escuché recientemente que la adolescencia no termina sino hasta los 25, pues tiene lugar la última fase de desarrollo físico. Y eso no es todo, pues mucha gente considera como niños a aquellos que están en sus early twenties .

Quizá esas opiniones tengan un alto grado de veracidad. Con frecuencia me han preguntado mi edad y escucho frases como "Estás bien joven" o "Eres un peque". Curiosamente, éstas frases no provienen de adultos cronológicamente auténticos, sino de gente que es sólo tres o cuatro años mayor que yo. Dicha situación comienza a afectarme, pues parece que la adolescencia no se niega a abandonarme por completo. Aún si sólo durará muy poco, esta etapa no es más que un mono senil y agonizante que se aferra a mi cabeza sin dejar de atormentarme, por más que intente ahuyentarlo. Entre más trato de deshacerme de ella, más agudos y frecuentes son sus ataques. Parece que está conciente de que sus días están contados y, por lo tanto, ha decidido causar el mayor daño posible antes de ser erradicada totalmente por el tiempo. Fuertes dosis de teenage angst han aumentado desde hace más de un año, y lo peor es que, en mis primeros años de adolescencia, sucedía muy rara vez. Los conflictos amorosos, que normalmente hubieran surgido seis años atrás, aparecieron con mayor intensidad, por lo que ahora comienzo a creer que terminaré siendo sacerdote jesuita, pues todo indica que las relaciones sentimentales no son parte de mi destino--o quizá el destino sabe que podría causarle mucho daño a la chica que se tope conmigo y por eso la protege alejándola de mí. Todos me han comentado que mi actitud es bastante emo, y con frecuencia creo que tienen razón salvo por el más fundamental de los aspectos: NO ESTOY TRISTE POR GUSTO, SIMPLEMENTE NO PUEDO EVITARLO (es bien sabido que esos posers sólo fingen estar deprimidos porque su moda y estatus se los dictan). Si bien tengo razones para estar feliz (terminaré mis estudios pronto, obtuve los resultados más altos de un exámen de idioma, no vivo en un país peor que éste o que vive de las sobras de un régimen comunista) simplemente no logro sentirme bien. De verdad me hace falta encontrar a alguien que me haga sentir lo mismo que hace 18 meses (por ningún motivo voy a liarme con alguien que ni me gusta por temor a estar solo, ¿por quién me toman?) Desafortunadamente, quien quiero que regrese, simplemente no lo hace. No estoy diciendo que no puedo vivir sin amor, pues la prueba es que aún respiro después de año y medio. Pero el vacío sigue ahí, junto con la adolescencia. Tampoco pienso que con encontrar el amor todos los problemas de mi vida se solucionarán--hay quienes dicen que el amor es el orígen de los mismos--pero al menos no los enfrentaré solo. Bien lo dijeron antes en la TV: "La vida es un viaje que apesta, y no me gustaría hacerlo solo". Tener a alguien a quién abrazar y que te abrace nunca está de más. Por desgracia, descubrí tardíamente que estaba solo, y que sí me hacía falta alguien después de todo.

Pero no todo ha sido tan terrible. Al menos los restos de adolescencia no me provocaron un incremento de grasa corporal, por lo que no tengo que preocuparme por el acné. Además, de cuatro años a la fecha he perdido casi 18 kilos, lo que significa que, en el futuro, podré comprar ropa carísima y lucirla de verdad. He navegado por mares idiomáticos por los cuáles sólo los más valientes se atreven a aventurarse (por eso el alemán sigue siendo una lengua cotizadísima) y pronto me atreveré a empezar con francés (que no es tan cotizado, pero en fin). Otro hecho importante es que mi apariencia ya no es la misma que la de hace 4 años. Todo esto junto indica cierto proceso evolutivo, y éso ya es una enorme ventaja--sería horrible lucir igual que hace cuatro años, pues éso es signo evidente de estancamiento y retroceso. En cierta forma, estoy enfrentando los últimos embates de la adolescencia con bastante dignidad, aunque todavía se necesita más. También descubrí las ventajas del vegetarianismo y el Synthpop (aunque ambos están considerados por muchos idiotas como indicios de homosexualidad) y, aunque te aísla de muchos, también te vuelve más "interesante". Sólo es cuestión de encontrar a la persona indicada que encuentre esas características atractivas. He aprendido también cómo funcionan las leyes de la atracción (demonios!! siempre supe que eran terriblemente complicadas, pero no me imaginé cuánto!), las cuales dicen que no todo depende de la apariencia, sino también de cosas más misteriosas. Wow! Han pasado muchas cosas en tan sólo cuatro años.

En el final de la adolescencia he aprendido mucho más que al inicio de la misma. Claro que me gustaría que terminaran esos largos períodos de angustia que surgen varias veces al día, pero viéndolo bien, ha habido logros que, a pesar de ser considerables, no logran satisfacerme del todo. Duran por un momento y dejan un terrible vacío al final. Si bien hay cosas buenas al final de la adolescencia, también hay otras que uno preferiría que se omitieran. Sigo deseando que los 25 lleguen y todo esto termine. Y sigo pensando que los insectos siguen siendo superiores a nosotros. Ellos no tienen que pasar por la adolescencia. Sólo tienen que transformarse en crisálida, encerrarse en un capullo y, al salir, ya son adultos. Además, tienen vidas más cortas.

1 comentario:

Memo de León dijo...

Creo que tienes razón sobre los insectos, aunque no sé... ser una mantis religiosa, por ejemplo, me parecería bastante peligroso.

Eh... creo que yo me veo igual que hace cuatro años, espero no estar estancado y en retroceso, ajaja.

Ánimo, Jordi. Avísame cuando quieras ir a comprar ropa costosa para acompañarte, jajaja.

Still Life



Lyrics: Joakim Montelius