Die Schönste Krankheit des Weltalles

Mr. Murphy Says It Better

Acknowledgements

domingo, 11 de abril de 2010

The Devil's Way

La mayoría de los conciertos que tienen lugar en este país son manejados por aquél monopolio binómico, aborrecido por muchos (yo incluido), conocido como Ocesa/Ticket Monster (perdón, Master, ¿qué diferencia hay?). Sin embargo, algunos músicos de corte underground --no sólo de heavy metal europeo-- logran llegar a estas tierras sin que dichas compañías logren enterase. Como sociedad "sí lucrativa", Ocesa/TM sólo se preocupa por aquellos artistas que fluyen en el mainstream, descartando a aquellos cuyas obras se escuchan en medios radiales o canales de internet especializados que pueden disfrutarse en ciertas frecuencias y a altas horas de la noche.

La razón por la que todos odiamos Ocesa/TM ya ha sido descrita: ellos son los primeros capos, por no decir los únicos, que acaparan al artista y, no conforme, le dan la mayor prioridad a ún solo banco para organizar las ventas preferenciales de boletos. Dependiendo de la fama del artista, los cuenta-habientes de dicha firma, Banamex, depredan cantidades indiscriminadas de boletos, dejando los despojos para el resto de los mortales que, aún teniendo los medios para comprar los boletos más caros, deben acostumbrarse a vivir con cierto grado de frustración. Otro de los motivos que podría explicar este fenómeno es el pobre nivel adquisitivo de este país. Las personas obtienen dinero de Dios sabe dónde (casi siempre financiado, y cobrado con elevados intereses, por Banamex) y dejan sin opciones a los demás.

Hasta hace unos días, la distribución de boletos para Recoil: a Strange Hour with Alan Wilder & Paul Kendall había corrido a cargo de Bauwerk y Rocket Music. Los precios fueron más que adecuados para la situación económica de los habitantes de esta ciudad, y todo porque el maldito monopolio no sabía aún de dicho evento. Muy probablemente los ejecutivos de Ocesa/TM ni siquiera tenían la más remota idea de quién era Alan Wilder hasta que, supongo, algún infiltrado mencionó por error que habría un concierto de un antiguo miembro Depeche Mode. En un principio, se tenía previsto que Mr. Wilder se presentaría en un club alternativo del Centro Histórico, pero la adorable compañía decidió cambiarlo al Lunario del Auditorio Nacional, el cual presume de tener mayor espacio y mejor acústica (lo cual espero que se a cierto). Siempre que Ocesa/TM entra al quite los costos de las entradas asciende considerablemente --no se hacen ricos dando precios accesibles--, pero en este caso, el corte de la obra de Mr. Wilder es la salvación de los bolsillos. El boleto sigue estando a un precio razonable (ya con recargos incluidos), el cual vale la pena pagar. No siempre vienen músicos de ese calibre. Espero que Ocesa/TM haya hecho algo que valga la pena.

Las opciones tampoco son muy alentadoras. El monstruo de las dos cabezas también emplea trucos más viles con tal de garantizar su supervivencia capitalista. El año pasado EMI México le dio acceso a venta preferencial a todos aquellos que compraran Sounds Of The Universe de manera anticipada al lanzamiento mundial. Las tiendas les dieron un password para poder comprar los boletos antes que nadie. A eso se le sumó también la preventa exclusiva para los deudores de Banamex, por lo que los mejores lugares en el concierto de Depeche Mode se agotaron en cuestión de unos cuantos días. Ocesa/TM ya fastidia demasiados eventos, lo cual se llamaría sabotaje en otros países. Recemos para que las horas con Alan Wilder sean bizarras, mas no infernales.

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Still Life



Lyrics: Joakim Montelius