Die Schönste Krankheit des Weltalles

Mr. Murphy Says It Better

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domingo, 21 de marzo de 2010

Six Feet Under

Hace poco retomé Six Feet Under y redescubrí la razón por la cual esta serie me pareció fascinante, una de las mejores que se han producido en la primera década de este siglo. Hace algunos años finalizó y no obstante, es inolvidable. El mero concepto del modus vivendi de la familia Fisher representa una paradoja que no deja de sorprender y, sin embargo, expone una naturaleza humana tan compleja y llena de formas distintas que, honestamente, requieren cierto tiempo para su asimilación. Y esa es la fórmula para crear una buena historia que magnetice al público de estos tiempos.

En términos de estructura, Six Feet Under, hasta donde sé, creó algo totalmente original. Al inicio de cada capítulo aparece una escena y unos personajes que, en apariencia, son totalmente circunstanciales. Pero estos elementos se unen para dar un propósito en la trama del capítulo, los personajes de este inicio mueren. En este sentido, es interesante notar la convivencia de los opuestos, el inicio de un capítulo con la muerte de un personaje; además, gracias a esta muertes, los Fisher obtienen la posibilidad de "ganarse la vida", pues la familias de los difuntos solicitan, por lo general, sus servicios.

La caracterización de cada uno de los personajes está planteada de cierta forma que, conforme cada capítulo se despliega, el espectador no puede evitar sentirse intrigado por la naturaleza contradictoria y bizarra de estos peculiares enterradores. En principio, nadie había pensado en centrar una serie dramática sobre la vida de unos agentes funerarios y su embalsamador, pues esta función social rara vez es apreciada por la gente común, pero que obviamente todo el mundo necesitará algún día. Lejos de enfocarse en clichés acerca de estas personas, los Fisher, y las personas involucradas con ellos, se muestran como cualquier persona normal. Y todas las personas poseen sus aspectos raros, esqueletos guardados en sus clósets, dobles vidas y secretos que nadie, excepto el espectador, llegará a descubrir.

Existe una nueva forma de interacción entre los personajes y las "almas" de sus verdaderos clientes. Por lo general conversan ya sea con Nate o con David y forman parte importante de la trama de cada capítulo, aunque los cadáveres no siempre se encuentran en las condiciones más óptimas para aparecer en sus cuerpos íntegros y sostener un diálogo con los protagonistas. Dado que nadie sabe qué es lo que hay después de morir, si es que lo hay, puede interpretarse que los muertos aparecen como parte de la consciencia de los dos hermanos, una clase de manifestación alucinógena con la que ellos canalizan todas sus inquietudes, debilidades, conflictos, miedos, traumas, etc. En ocasiones Ruth y Claire pueden ver a Nathaniel Sr., cuyas apariciones reflejan una de las mayores incógnitas de la serie. El mismo señor es, literalmente, un enigma por el simple hecho de que se convierte en "fantasma" desde el primer capítulo de la serie. La experiencia del expectador ante los sucesos de este inicio pronostican, en cierto grado, lo que sucederá en los capítulos siguientes y lo que puede esperarse de los personajes: Nate regresa sólo para celebrar Navidad y, dadas las circunstancias, se queda en casa no sin traer consigo a Brenda, una mujer que conoce en el avión hacia Los Angeles y con quien tiene una aventura bastante casual--que se convierte en un noviazgo y matrimonio fuera de lo común, conforme avanzan las temporadas; David se encarga de los preparativos de un servicio que tendrá lugar en unos días más, mientras ayuda a Ruth, su madre, a preparar la cena de navidad. Ella tiene la apariencia de la típica madre americana hacendosa, preocupada y conservadora y, sin embargo, muestra que puede perder el control de la situación justo después de terminar la llamada telefónica que le avisa sobre la muerte de su esposo; Claire, la hermana adolescente, fuma crack con supuestos amigos que se privan de la risa en cuanto les dice que tiene que salir de ahí porque su padre chocó contra un camión de pasajeros y murió en el accidente. Incluso Federico, el genial embalsamador de los Fisher, no puede evitar decir una gran cantidad de groserías al saber que su mentor acaba de fallecer.

Las siguientes secuencias no pierden la intensidad inicial. David debe ir a reconocer el cadáver de su padre, prepararlo para el funeral--mientras le echa en cara todos los sueños que dejó por trabajar en el negocio familiar--, soportar las condolencias de los deudos y no tener la menor idea de qué hacer cuando Keith, su novio, aparece en el funeral para darle el pésame y mostrar su preocupación. Ruth siente una enorme culpa por haber tenido un romance con otro hombre mientras Nathaniel Sr. seguía aún con vida, y no puede evitar confesárselo a sus hijos en ese mismo día. Nate enfrenta los recuerdos de su infancia, que quizá son el motivo por los cuales dejó el hogar de sus padres para viajar por el mundo, sin mencionar la actitud hostil de su hermano hacia él por regresar como el hijo pródigo con desplantes de macho alfa. Claire, quien es la única que, en apariencia, se resigna con rapidez a la muerte de su padre, resiente un gran distanciamiento con sus hermanos por la diferencia de edades y la lejanía, sin mencionar la convivencia fraternal que sólo se da entre ellos si hay un carrujo de por medio.

Por su contenido, Six Feet Under está dirigida a un público maduro y de amplio criterio. Durante los años que estuvo en el aire, no obstante, ganó numerosos premios y reconocimientos para series de televisión. El reparto desempeña una labor histriónica espectacular y los capítulos jamás pierden el ritmo que caracterizó esta obra, condimentada con grandes dosis de humor negro, sarcasmo y acidez que ofenderían las creencias y los puntos de vista religiosos de varias persona . En este drama la vida y la muerte se entrelazan a lo largo de una línea que, en cualquier momento, se cruza de manera unidireccional, mostrando varios hechos de la vida y sin emitir juicios sobre la misma. La vida no es ni buena ni mala, simplemente es. Simultánea- y paradójicamente refleja que la vida, en cierta forma, también es valiosa, porque es única. En un episodio hay una conversación memorable que Nate sostiene con la viuda de un motobiker atrevido que vivió la vida como si fuera a morir al día siguiente y que, en palabras de la viuda, los años que vivió a su lado no los cambiaría por nada más. Al final del capitulo ella le regaló la motocicleta de su esposo a Nate. En cierta forma lograron darle una mejor apariencia a la terrible recomendación cliché de "vivir la vida al máximo". Lo que suceda al final de la misma realmente no tiene importancia, pues una vez que se llega a ese punto, nadie puede dar cuenta a los vivos sobre lo que se encuentre allá, si es que, insisto, hay algo.

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Still Life



Lyrics: Joakim Montelius