Die Schönste Krankheit des Weltalles

Mr. Murphy Says It Better

Acknowledgements

miércoles, 8 de abril de 2009

Rewind

No puedo evitarlo. Es como una especie de deja vu bastante molesto, pero lo que sucedió el año anterior vuelve a repetirse. Hace poco más de un año, en los primeros días del último semestre de la carrera, decidí no ir a clase de Shakespeare porque no me dio la gana--a parte tenía un mood algo depresivo y no quería ver a nadie. Antes de tomar una ducha (pues, a diferencia de la mayoría, no me gusta irme a dormir sin haberme bañado antes) caminé por el pequeño pasillo que separa la sala-comedor de las recámaras y, no recuerdo ni cómo sucedió, mi pie izquierdo chocó contra una de las esquinas del soclo de la pared saliente. El dedo chiquito fue el desgraciado que amortiguó todo el daño y, sin poder creerlo, it hurt like hell. Minutos después reflexioné sobre el suceso y me di cuenta que eso no me habría ocurrido si hubiera sido responsable y hubiera asistido a la clase de Alfredo Michel y, en cierta forma, creí que algo me había castigado. Dolió mucho.

Al día siguiente mi mobilidad se vio reducida a una secuencia de pasos que semejaban a un anciano cuyas articulaciones se encuentran anquilosadas por el desgaste y la edad. Recuerdo haber llegado tarde, para variar, a mi clase de alemán (aunque no significaba una pérdida tan grave, pues muchos, por no decir casi todos, me odiaban por saber todas las respuestas siempre) debido a que no podía caminar sin renquear y sufrir por el dolor. ¿Cómo es que un dedo tan chiquito puede doler tanto? Al llegar a clase de Literatura Medieval, Mario nos preguntó cómo estábamos (sólo lo hizo una vez, pues creo que la muerte de Colin lo cambió de alguna forma y, de algún modo, se encariñó con nosotros) y a mí se me ocurrió arruinarlo todo diciendo en voz alta "Me duele el pie izquierdo". "Seguro pateaste algo más fuerte que tú", contestó, pero la realidad fue distinta. Al terminar la clase y al verme renquear como un carcamal, María me dijo que apoyara el pie del lado derecho, así podría caminar más rápido. Al principio no pude hacerlo pero, un par de días después, logré equilibrar el peso en el otro extremo del pie. Creo que no le di las gracias por el consejo y debí hacerlo, pues funcionó muy bien.

Y ahora, poco más de un año después del primer accidente, volví a desmadrarme el pie izquierdo (¡siempre es el izquierdo, no sé por qué!). Trato de repasar que fue lo qué salió mal y no logro entender. Quizá fue cuando, al estar en posición de loto, flexioné demasiado el pie para ponerlo sobre el muslo opuesto y olvidé hacer algo para solucionarlo. Desde hace una semana empecé a correr para adquirir condición física (y quizá para bajar talla) y todo ha ido de maravilla. Aumenté el número de vueltas y todo iba bien hasta ayer, que el tobillo comenzó a molestarme, por lo que tuve que interrumpir cualquier actividad física que involucrara mi tobillo izquierdo (más bien la articulación pie-pierna) y tengo que caminar como un anciano otra vez. Lo malo es que no puedo poner en práctica el consejo de María porque el dolor involucra la articulación, no al dedo pequeño. ¡Y así me dicen que ando muy retro!

Espero curarme pronto y volver a correr hacia adelante otra vez. Siempre adelante.

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Still Life



Lyrics: Joakim Montelius